Colombia es un país de gente
pujante con negocios más que pujantes, hay industrias que sobrepasan lo
impensable, pero lastimosamente no son legales. No por eso hay que dejarlas a
la deriva, hay millones de personas que dependen de actividades al margen de la
ley, miles de familias que sobreviven de producir, comerciar o encaletar
mercancías que estorban a la luz de la legalidad. Yo no estoy de acuerdo con
las actividades ilegales, yo no apoyo la ilegalidad y no fomento tal actitud,
pero esta vez creo que me va a tocar intervenir en un asunto que me viene
molestando. Me pienso dirigir a los propietarios de empresas medianas que
producen y exportan mercancías peligrosas, a los mal llamados mandarineros,
que, por respeto, vamos a llamar inversionistas
de alto riesgo.
Yo no conozco a ninguno que se
dedique a lo que menciono; que yo sepa, no tengo relación con alguno de estos
inversionistas, de todos he sabido por la televisión, la radio y la prensa.
Todos los que sé que existen, han tenido su titular, primera página a full color. Fritanga, Chupeta, Jabón,
Monoliso y otros tantos han sido capturados y sindicados de narcotráfico, de
algunos hemos sabido las historias, conocemos sus triunfos y sus derrotas, sus
vínculos políticos, sus fiestas, sus gustos deportivos pero nunca el proceso de
elección de su alias. No voy a juzgar a nadie por lo que hace para ganarse la
vida, pero, ¿por qué elegir Fritanga o Chupeta para hacerse conocer en el bajo
mundo?, ¿por qué teniendo tanto dinero disponible, no pagan un asesor de
imagen? Pensando en eso y en otros puntos, me permito redactar los siguientes prácticos consejos para establecer
apelativos en inversionistas de alto riesgo.
1.
Lo primero que debe tener claro es la
intención. ¿Quiere que lo reconozcan o quiere pasar desapercibido?, ambas
posiciones tienen sus pros y sus contras, eso lo decide usted como amo y señor
de su microempresa. Debe entender que una cosa es una cosa y otra cosa es otra
cosa: Pablo Escobar no quería pasar desapercibido con la avioneta que mandó
poner en la entrada de su humilde tierrita.
2.
Si decidió el bajo perfil, lo primordial es
elegir un alias demasiado común para que encontrarlo sea como buscar una aguja
en un pajar. Pedro Pérez o Juan Restrepo le puede dar buen resultado (me
disculpo de antemano por los Pedros Pérez y Juanes Restrepo que salgan
damnificados). Cámbiese el nombre, en lo posible. Eso sí, tenga tacto, nada de
Lucumí Popó.
Para el caso de
querer reconocimiento puede apelar a personajes siniestros, rudos o violentos
de la historia, puede hacerse llamar Frankenstein, Rumpelstiltskin, Hulk, Garavito,
Judas o, si el caso es de infundir pánico y odio, Uribe.
3.
Créese una leyenda que tenga que ver con el
apelativo. Yo le voy a preguntar por Tiro Fijo y usted me va a decir por qué le
decían así. Lo mismo que a La Bestia de los Andes, Jack El Destripador, El Unabomber, en fin, los alias más recordados son
los que han tenido una historia detrás, y no cualquier historia, tiene que ser
una buena historia. Esfuércese, recuerde que el voz a voz es una técnica que no falla y la inversión no es tanta.
4.
Aproveche sus habilidades, sus dones, sus
fortalezas o su destreza con la motosierra. Si usted acostumbra aconsejar a sus
víctimas con el filo de un machete, pues aproveche su habilidad y conviértala
en su escudo: Machete o Picadillo puede ser efectivo, pero Machetico o Picadura
no funcionan igual. Fíjese que es cuestión de tacto, hay que ser exquisitos
eligiendo el apelativo. Si sus dones van más por el lado de la intimidación,
empiece a ver películas y haga la lista de personajes más impresionantes: La
Mole, Superman, Batman, Rambo, Hannibal, Chuck Norris. Imagínese, ¿quién se mete
con alias Chuck Norris?
5.
Por nada del mundo se haga conocer como le
dice la modelo que está alimentando. En la intimidad le puede resultar
divertido y hasta tierno el o los nombres que le tiene o le tienen su o sus
parejas, pero créame que el respeto que generan alias Coshito, alias Mimimi, alias
Chiquitín, alias Churrito, alias Amochito o alias Cuclichupaito no es el que quiere
para usted ni para su empresa. Usted es la imagen de su empresa. Los
testaferros no tienen la costumbre de ponerse alias precisamente por su labor,
pero los puede bautizar con cifras para identificarlos en un futuro y conseguir
alguna rebaja de la condena.
Por ahora creo que puede elegir
un buen apelativo teniendo en cuenta los puntos anteriores. En un inicio puede
que no lo convenza del todo, con los nombres siempre pasa igual. No se afane,
tómese su tiempo, espere a que tenga una buena idea. Si se afana corre con el
riesgo de que en un futuro lo conozcan como El Precoz o Carroloco, usted verá. Haga
una lluvia de ideas, analice diferentes conceptos, quítese los prejuicios
estéticos y ábrase al mundo de posibilidades que pueden ayudarle a cumplir ese
objetivo de contar con un buen alias a la hora de ser portada de periódico
porque, El Todopoderoso no quiera, lo capturen, le den de baja o le intercepten
alguna encomienda y lo hagan parte de la novela.