Casi
todos, si no todos, hemos tenido o tenemos al menos una mascota en la vida.
Generalmente nuestro primer contacto con los animales es a corta edad y como
niños, no tenemos claro nuestro papel ante esa situación, entramos a depender
directamente de lo que hemos aprendido de nuestros referentes adultos. Por eso
es frecuente escuchar que el niño metió al pollito en el microondas para que se
secara o que abrazó tan fuerte al canarito hasta que le sacó las vísceras. Para
ser sincero, lo que aprendemos de pequeños es que los animales deben estar
encerrados y dependiendo de lo que nosotros, los humanos, queramos que pase.
Pero
tener mascota debe significar otra cosa, otra cosa totalmente distante a lo que
nos enseñaron. Acá van 10 consejos para tener mascota de un sujeto que no tiene
mascotas.
Primero. Si va a tener mascota, sepa por qué la
quiere. Si se siente solo y quiere
compañía, busque amigos. El pobre animalito no tiene la culpa de su carente
habilidad para socializar, el animal nació para estar tranquilo en su hábitat y
no tiene la necesidad de estar encerrado con algún malnacido asocial que a
duras penas sabe sostenerse en pie. Un animal es como un hijo, debe estar para
toda la vida, por más que estorbe. Si no sabe por qué la quiere, mejor no tenga
mascota.
Segundo. Si va a tener mascota, piense qué tipo de
mascota puede tener. Es loable el
hecho de querer salvar las ballenas del Pacífico, pero, ¿dónde las va a
albergar?, ¿dónde va a comprar el plancton?, ¿dónde las va a bañar? Hay
animales domesticables, seres que se adaptan a espacios reducidos y no
necesitan del exterior, pero hay otros que sí. Si no sabe qué mascota puede
tener, mejor no tenga mascota.
Tercero. Si va a tener mascota, tenga dinero. Usted no es nadie para creerse dueño de ningún ser
en el planeta, es tan inferior que necesita controlar una vida diferente a la
suya, pero ya decidió tener mascota. Ahora, asegúrese de que tenga comida
siempre, y de la mejor, de la que le gustaría que le dieran a usted. También
debe haber lugar para la salud: vacunas, castraciones, desparasitaciones o
alguna emergencia que se presente. Todo eso cuesta dinero, a veces mucho. Si no
tiene dinero, mejor no tenga mascota.
Cuarto. Si va a tener mascota, tenga tiempo. Su perro no tiene la culpa de que usted trabaje y
no lo pueda sacar a hacer sus necesidades fisiológicas a tiempo, su gato no
tiene la culpa de que usted estudie y lo deje encerrado con su depresión; si
decidió tener un animal fue porque tiene tiempo para dedicarle. Puede que el
animal no razona, pero siente. Siente la soledad, el abandono, la ignorancia, el
animal sufre por cada hijo de puta que no le dedica el tiempo que necesita. Si
no tiene tiempo, mejor no tenga mascota.
Quinto. Si va a tener mascota, tenga espacio. Todos los animales necesitamos un espacio mínimo
para movernos, también necesitamos un espacio para los desechos del cuerpo, uno
para dormir, uno para limpiarnos, TODOS LOS ANIMALES, no solo los humanos. El
canario no tiene la culpa de la falta de cerebro de la señora que lo tiene
encerrado en la jaula, tampoco el perro tiene la culpa de estar encerrado en el
balcón o en el patio por la gonorrea cerebral de su cuidador, menos el gato,
amarrado a la pata de la silla. Antes de tener un perro, un canario o un gato,
hay que entender que ellos necesitan espacio, a veces mucho. Si no tiene
espacio, mejor no tenga mascota.
Sexto. Si va a tener mascota, tenga paciencia. Ningún animal se comporta bajo los parámetros
normales del comportamiento humano, ni siquiera nuestros primos cercanos, los
primates. Si tienen ganas de orinar, buscan el lugar que ellos consideran
adecuado y lo hacen. Si van a vomitar, pasa lo mismo. Si están estresados o
quieren alguna cosa, van a destrozar unos cuántos objetos y, eso, dentro de lo
normal. Si no está interesado en tomarse el tiempo para observar el
comportamiento y lograr entenderlo, si no tiene paciencia, mejor no tenga
mascota.
Séptimo. Si va a tener mascota, no la torture. El hecho de que su educación haya sido a base de
golpes y no de ejemplo, no quiere decir que todos los burros aprendan a golpes.
Usted, le repito, no es nadie en este planeta, no tiene el derecho a violentar
ningún ser, menos uno indefenso. Si consiguió un animal, entienda que va a
tener problemas por todo, los animales no entienden la conducta humana y no les
interesa adoptarla, de ser así, ya se comportarían de esa manera. Tampoco le
ponga trajes ridículos, ellos ya tienen pelaje; menos si son de equipos de
dudosa categoría en algún torneillo tercermundista, aunque ellos no puedan
hablar, tienen dignidad. Si va a torturar a su mascota, no sea malparido, mejor
no tenga mascota.
Octavo. Si va a tener mascota, instrúyase. Usted tiene que saber qué come, por qué lo come,
cómo lo come, con qué lo come, para qué lo come, dónde se consigue, cuánto
vale, cómo se hace, dónde se bota, cómo se cultiva. Además debe saber sobre
anatomía de su animal, sobre razas, debe tener conocimientos básicos de biología
y hasta de química. Es usted quien debe adaptarse al animal, no viceversa: él
no tiene que comer lo que usted le ofrezca, usted le tiene que ofrecer lo que
él come. Si no va a instruirse, mejor no tenga mascota.
Noveno. Si va a tener mascota, dedíquese. No basta con tener el tiempo, no basta con tener
dinero y no basta con tener espacio: hay que tener disposición. Para sacarlo a
pasear, para buscar métodos adecuados de adiestramiento, para jugar, para
acariciarlo, para bañarlo, para alimentarlo. Un animal no es un cactus que no
requiere demasiados cuidados, no es cuestión de conseguirlo y dejar que viva su
vida como pueda. Menos, dejarlo abandonado, regalarlo o descuidarlo: esa es una
vida que depende de usted y es su obligación hacer que cada segundo de ella,
sea feliz. Si no va a dedicarse, mejor no tenga mascota.
Décimo. Si va a tener mascota, mejor no tenga
mascota. ¿Qué necesidad tiene de
sacar a un animal de su hábitat?, ¿qué autoridad tiene para creerse dueño de
una vida?, ¿quién lo hizo amo?, ¿por qué se cree superior a su perro o a su
gato? Déjelos libres. Si quiere convivir con animales, váyase para la selva. Si
quiere ayudarlos, no los torture. Si quiere tocarlos, aguántese. Si quiere
montarlos, mátese. Déjeles alimento donde pueda, bríndeles agua, baño, espacio,
cuidado, lo que quiera, pero no se crea el dueño, realmente no lo es.
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