Un mensaje para Navidad.

Van sólo diez días de este mes y ya estoy queriendo que se acabe. Y no es que sea amargado, de hecho me encanta tener ratos de esparcimiento, pero no soporto este mes. Tengo varias razones para estar así, primero habría que comenzar con la base: la navidad es una mentira, tanto para los creyentes como para los que no. Los segundos, no la celebramos porque obviamente no tenemos parte en esa torta; y los que sí creen en las sagradas babosadas de La Biblia, también están celebrando nada. Según los estudios bíblicos, Súper Jesús vino a nacer entre el 16 y el 19 de septiembre (cuando en esta Villa de Cristianos estamos jugando dizque amigo secreto). La palabra navidad viene de natividad, en la navidad se supone que se celebra el nacimiento del que sabemos, pero de haber existido, nunca hubiera nacido en diciembre…¡qué pereza nacer en diciembre!

Es un mes superficial y lleno de banalidades, que, a la larga, van a derivar en un solo concepto: consumo. Y no sólo consumo de ‘consumismo’, eso viene siendo lo secundario; la clave de diciembre y su ambiente está en el consumo de drogas, legales e ilegales. Es un mes ideal para reencuentros, reconciliaciones, afianzar los sentimientos hacia los familiares o perdonar rencores por la sencilla razón de que todos están borrachos. En este mes hasta la abuelita se toma una copa de jerez y se trasnocha, contando historias con los cachetes rojos, hasta las diez. Todo eso viene maquillado de generación en generación y tirado desde los medios, disfrazado como Espíritu Navideño, que no es otra cosa que consumo.

Y es el consumo, la parte secundaria, lo que me indigna. Los centros comerciales están repletos todos los días, de todos los estratos, con gente de todos lados, buscando regalos para mucha gente y no ir a quedar mal con nadie. Fiestas en todas las cuadras y hasta en varias casas, eventos especiales por doquier, todo el mundo gasta plata en bobadas, el alcalde se gasta una millonada cada diciembre en pirotecnia…este año pasó lo mismo, y habiendo otras necesidades, la plata se quemó otra vez en diez minutos. ¿Y los necesitados?, ¿y de dónde queda el espíritu navideño? Son detalles de la doble moral cristiana que me dejan impactado, pero allá ellos.

Otros seres que no soportan diciembre y, aunque no puedan expresarlo, estoy seguro de que quieren que termine rápido el mes, son los marranitos. ¡Pobres ellos! Sin tener velas en el entierro son sometidos a largas sesiones de tortura, para luego ser masacrados, brutalmente descuartizados, y ya en trocitos, los meten en aceite caliente o los asan a fuego lento hasta llegar a los estómagos de los que festejan el nacimiento del que nunca nació. A parte, el daño ambiental que resulta del humo de tanta pólvora, tantas fogatas, tantos globos de mecha, tanta droga, tantos carros…por no dejar de mencionar los borrachos cansones, las peleas en las calles, en las casas, los vómitos regados en el asfalto, los asesinatos disparados, los accidentes de tránsito…diciembre es el mes más lleno de sangre del año, y más lleno de deudas, y de problemas, y de guayabos, y de quemados, y de quebrados, y de atracos, y…por eso quiero que se acabe ya. Entonces no esperen que les desee una feliz navidad y un próspero año nuevo, porque es una frase vacía y repetitiva, que aunque lleve los mejores deseos, no va a dejar de ser un simple formalismo. ¿¡Feliz navidad!? ¡Yo me quedo con las de vaqueros!

1 comentario:

Mujer Rastrillo! dijo...

Navidad, absurda celebración, totalmente de acuerdo...

http://mujerrastrillo.blogspot.com/2009/11/ey-ya-es-navidad-que-es-navidad.html

El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.