No vote por ninguno, ¡vote por todos!

Tengo veintiún años y, hasta el día de hoy, no he ejercido mi derecho al voto ―al menos que yo sepa, no es raro que mi cédula esté inscrita y alguien haya votado en mi nombre todo este tiempo―. No es que no hubiera podido, lo que pasa es que nunca me había interesado por alguna propuesta política en especial, a mi parecer, todas las que escuchaba eran populistas, chantajistas, mentirosas y con doble fondo; tenía la cabeza llena de cucarachas, pensaba que todos los políticos eran corruptos, sin excepción; creía que los candidatos que se lanzaban lo único que querían era dinero y poder, sentía que se estaban robando el país en frente de todos y nadie hacía nada. Eso era antes, eso pensaba antes, cuando tenía los ojos vendados.

Arrepentido por mi apatía hacia toda actividad política, me prometí cambiar, Colombia me necesita. A mí y a otros tantos que, como yo, por física ignorancia ―¡juro que no sabía que los políticos eran honestos y que tienen ganas de sacar adelante el país!―, no participábamos en ese acto tan representativo de las democracias, el sufragio. Ahora ya me siento preparado y maduro para ayudar a decidir el futuro de mi Patria de la mano de los honorables gobernantes y representantes que, sabia y concienzudamente, elegiremos en las venideras jornadas electorales. Colombia nos necesita, compatriotas apáticos, no dejemos que otros elijan por nosotros, participemos de la gloria, que, al final, nos dejarán quienes elegimos. Debemos confiar ciegamente en ellos. Por eso y sólo por eso, estoy escribiendo hoy.

Pensando, seguramente, en la pluralidad y en la diversidad del pueblo, existen partidos de todos los colores: rojo, azul, verde, amarillo, anaranjado, blanco, negro...hay partidos indígenas, partidos que trabajan por el deporte y hasta partidos manejados desde la cárcel; no se puede decir que no hay inclusión, nadie tiene excusa ahora para no votar. Cada uno tiene por lo menos un candidato representándolo en el tarjetón y para diferentes cargos, para el Congreso, la Cámara de Representantes, alcaldía y líderes barriales. Cada aspirante a esos puestos tiene propuestas para ayudar a la comunidad, para trabajar por Colombia, y sumando todas las propuestas tendríamos un puñado de opciones tan variado que difícilmente algún problema se quedaría sin una posible solución.

¡Problemas internos, ténganse fino!, ¡deuda externa, empezá a contar tus días!, ¡guerrilleros y delincuentes comunes, no saben lo que les trepa pierna arriba!, ¡Corruptos, les llegó la hora! ―aclaro que cuando hablo de corruptos no me refiero a los honorables políticos, ¡no!, hablo de otros funcionarios del Estado que también roban, estafan y matan― ¡De éstas elecciones no pasan! Colombia no se merece tanta maldad y mientras tenga la posibilidad, de ahora en adelante, voy a participar en la elección de mis dirigentes.

Pero no puedo ser yo solo. El compromiso debe ser masivo, pongámonos la camiseta. Necesito de su ayuda, y no sólo yo, nuestros compatriotas requieren de su apoyo: en las próximas jornadas electorales, salgamos a votar, en todas las que podamos. Votemos por el candidato del partido rojo, del azul, del verde, del anaranjado, del amarillo, del blanco y del negro. ¡Cuestión de lógica! Si todos quedan electos la única beneficiada va a ser nuestra amada Patria. ¡Cuento con su ayuda, compatriotas, porque nuestros hijos se merecen el futuro que la política nos promete!

No hay comentarios:

El Sujeto

Mi foto
Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.