Bullying contra el acoso


Me preocupa eso del bullying, y me preocupa porque lo están atacando de frente, con campañas en colegios, en canales nacionales y hasta en canales internacionales dedicados a los niños; me preocupa porque están haciendo que los niños y jóvenes que apenas crecen, lo hagan sin la compañía de una personalidad lo suficientemente preparada para enfrentarse a cualquier hijueputa, abundantes hoy en día, que le quiera hacer la vida imposible, están dejando pasar la mejor oportunidad que tiene el niño para aprender a crear mecanismos de defensa para todas y cada una de las circunstancias que deba enfrentar solo, sin la ayuda de sus papás ni de sus maestros, de ahí en adelante.

La campaña viene de hace meses y hasta hoy me preocupo, empecé viéndola con inocencia, creía que era otro esfuerzo más para crearle un buen futuro a los niños, una ayuda extra para esos indefensos mozalbetes que sufrían día a día los maltratos de unos mozalbetes más gordos y más grandes, seguramente. Recordé con cariño los días de mi vida donde tuve que defenderme de ellos con lo que tuve a la mano, días en que aprendí que el colegio no era solo para formarse en español, matemáticas y sociales, que había que estar dispuesto a arriesgar el pellejo para ganarse el respeto. Fuera por gordo, por feo, por bobo, por inteligente, por grande, por pequeño; fuera por lo que fuera me iban a molestar.

Y me molestaban. No solo a mí, yo hacía parte de un número desafortunado de desafortunados, de los que diariamente acudía a colegio a sufrir porque no entendía matemáticas y porque otro más gordo que yo me pegaba y otros más grandes que yo me saqueaban la lonchera. Fueron días grises pero fueron días buenos. Ahora es que agradezco todos los marranazos, calvazos, tortugazos y zancadillas que tuve que soportar porque con el tiempo fui mejorando mi defensa: comencé con quejas a los profesores, sin ver resultados, me igualé a los atacantes y los acosé por un tiempo, pero cuando vi que solo iba a lograr una guerra peor, desistí. Evolucioné.

Cualquier día me vi libre de las garras del acoso, solo tuve que ignorar a los que me acosaban. Y así crecí, ignorando todo lo que me ataca, desde esa época me acompaña mi mejor método defensivo, y fue gracias al acoso que recibí desde mis primeras clases. Por eso es que me preocupa la campaña contra el acoso escolar que se viene promocionando a nivel mundial, ¡los van a volver a todos unos pone quejas!, cuando crezcan, van a tener que resolver sus problemas con intermediación de otras personas y la van a ver negra, si no me creen lo que les digo, fíjense cómo se vio de fea Colombia quejándose con su amigo grande de Noruega para que Las FARC dejara de tocarle el culo.

Este mensaje es para usted, padre de familia, madre de familia, tía, tío, hermano mayor, hermana mayor, primo grande, prima grande, abuelo o abuela: no deje que el bullying se convierta en un problema peor, entrene a su mozalbete de confianza para que sea una persona fuerte y con capacidades de defensa, si es posible, acóselo usted en casa para que, en caso de no tener matoneo en la escuela o en el colegio, pueda tener acceso a él en el hogar. Hágalo bien, no se deje engañar por el tamaño o la contextura, todos, por igual, aguantan calvazos, coscorrones, pellizcos, palmadas marraneras, calzón chino o simplemente motivación verbal. No se mida, diviértase y piense que es por el bien del niño: ¿cuánta diarrea a futuro se evita dejándolo que coma tierra?

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El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.