Después de compartirme la pipa
con algún material que yo nunca había probado, prendió el computador portátil y
empezó a teclear. Yo estaba obnubilado por lo que había estado fumando, mientras
él se notaba tranquilo, fresco. Mientras operaba su máquina me contó que eso lo
cultivaba él, que no se podía comprar de eso en ningún lado. Me sentí
afortunado y me motivé para continuar con la tercera y última parte de la
entrevista.
PARTE III: Del putas.
Andrés Flórez (AF): Sujeto, ¿se dedicó a twittear?
El Sujeto (ES): Alguito, no te voy a negar que me dejé picar por el
bichito trinador. Pero lo uso mucho más para darme a conocer que para otra cosa.
Me pongo a pensar en los millones de personas que no me han leído y me da
coraje, me da rabia ajena.
AF: ¿Sí ha tenido éxito la transacción?, ¿sí se ha incrementado el
número de lectores?
ES: No creo, hace rato ni reviso las estadísticas. Yo no sé si me
están leyendo más, pero sí me están leyendo más seguido. Twitter tiene las
ventajas de la inmediatez y de la ubicuidad, además obliga a escribir ideas cortas,
por lo tanto contundentes, en teoría. Trato de ser conciso y directo, también
lo uso de laboratorio, dejo mis consejos de vida y una que otra frase para la
posteridad.
AF: Hablemos de putas, Sujeto. ¿Por qué tomó la decisión de
escribir sobre putas?
ES: Yo no decidí nada, las historias empezaron a buscarme, se me
aparecían por ahí en la noche, con el tiempo empezaron a estorbar y cuando me
estaba incomodando, ya tenía media novela. El esfuerzo lo tuve que hacer al final,
eligiendo las historias, como el nombre de la novela limitaba el número de
cuentos, tuve que ser muy selectivo y dejar afuera algunas historias. El tema
fue imperando, al principio pensaba contar historias de la noche, de la fiesta,
de la vida nocturna que me parece tan interesante y que es desconocida para
muchos, pero se fue formando una fila de putas, una tras otra, y me contaron
cosas tan tesas, que, realmente ellas decidieron por mí.
AF: ¿Fue a puteaderos?, ¿hizo el amor con alguna puta?
ES: Me fui de putas varias veces, muchas veces. Me tocó empezar a
buscar inspiración, a conocer las vidas que me iban a servir de guías, me tomé
muchos rones y me fumé muchos cigarros en su compañía. Buscaba las más solas,
las viejas, las que no estaban tan atareadas. Muchas se hacían las bobas, pero
muchas se dejaban preguntar, a veces toda la noche. Pero sigo virgen, si a eso
iba la pregunta.
AF: Yo solo quería saber si usted apoya esa actividad, o sea,
quiero ver qué punto de vista tiene sobre la prostitución.
ES: La veo como una labor bien difícil, casi de admirar. En la
penetración de Doce cuentos para griles
hago hincapié en que las trato de putas porque así es que las conocemos,
prostitutas suena muy largo y ya los otros sustantivos son ofensivos. Yo las
respeto como personas y como profesionales, siempre va a ser difícil proveer
placer, es de admirar cómo hay quienes sacrifican su propio placer por dárselo
a los otros, es una de las máximas muestras de altruismo. Nunca le pagaría a
ninguna mujer a cambio de sexo, pero las apoyo, acepto que lo que hacen es tan
valioso como lo que hace cualquier otro profesional.
AF: ¿Usó alguna historia?, ¿contó alguna historia de las que
conoció?, ¿acudió al plagio?
ES: Sí, conté todas las historias que viví. Absolutamente todo es
imaginario, pero todo es parte de la realidad. No sabría decir en qué punto se
separan, porque no lo recuerdo, pero lo que sí te aseguro es que nada es
verdad. No conozco en vida real a los personajes, o al menos no con esos
nombres, no he ido a ningún bar tan divertido como el que planteo y, menos,
conocido putas tan felices. Porque mis putas son felices, las putas de verdad,
no tanto.
AF: ¿Qué conclusiones pudo sacar luego de haber terminado el
proceso de escritura de la novela?
ES: Ninguna. No las llamaría conclusiones sino satisfacciones. Por
ejemplo tuve la satisfacción de haber conocido a muy buenas putas, a putas
generosas, a putas amables, a putas sensibles, putas sinceras. La satisfacción
de haberlas contado sin tener que juzgarlas. Me queda la satisfacción de haber concluido
el proceso de mi primera novela, no es gran cosa, pero uno descansa.
AF: Veo que habla con ternura de la vida nocturna, ¿prefiere el día
o la noche?
ES: Yo prefiero el día, sin duda. La noche es muy difícil, sobre
todo la vida nocturna en la ciudad, la fiesta todas las noches, donde abunda
gente que no duerme por aprovechar las dos caras de la ciudad. Es que son
mundos diferentes, la noche es turbia y bullosa solo que uno se la pierde por
andar dormido. Yo soy tranquilo, yo pertenezco al día, pero la noche de vez en
cuando me hace ojitos.
AF: ¿Cómo se la llevó con los borrachos?
ES: Mal, los borrachos son lo más difícil de las noches. Siempre
hay borrachos y siempre hay problemas. Siempre hay borrachos y siempre hay
muertos y siempre hay heridos y siempre hay peleas y siempre hay borrachos. Son
peligrosos, son problemáticos, son estorbosos, son fastidiosos, son borrachos…pero
nadie los puede juzgar.
AF: ¿Algún parecido con Hildebrando o con Aires de tango?
ES: Nada, no tiene nada qué ver con ningún libro de putas o de
bares o de calle. Yo no he leído libros como el mío, a mí me gusta leer buenos
libros.
AF: ¿Y el título?, ¿no está muy parecido al de Gabo?
ES: ¿Cuál?
AF: Doce cuentos peregrinos, el famoso libro de Gabriel García
Márquez.
ES: Yo diría que es una feliz coincidencia, de pronto. De ser
adrede, hubiera elegido Me moría por mis
putas tristes, más fácil.
AF: ¿Cuándo vamos a poder leer el libro?
ES: No sé, de pronto el otro mes, de pronto el otro año. Pero sale,
yo se los aseguro, sale como sea.
AF: Ayúdenos a leerlo, ¿qué debemos tener en cuenta?, ¿cómo debemos
leer Doce cuentos para griles?
ES: Lo único que les recomiendo es que se quiten los prejuicios
para leer, luego se los ponen. Es que si lo leen con algún lente especial,
seguramente no entienden o se aburren. Es un libro para leer desnudo, ojalá en
el baño, tomándose algo o fumándose algo más.
Y sin darme tiempo, me sugirió
que me fuera, me dijo que de pronto estaba muy cansado de verme. Entonces,
agradecido por su tiempo y por haberme compartido de su espacio, me despedí
asegurándole que sería la última vez que lo molestaría, siempre y cuando no nos
abandonara. Le prometí fidelidad eterna y, como agradecimiento, me regaló la
promesa de una copia firmada de su novela una vez publicada. Hasta acá nos
leímos nosotros, en esta última parte de Otra entrevista con El Sujeto, ojalá,
y me voy yo para dejar cavilando a este peculiar personaje.
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