FuckBerry.

Creo que ya tuve suficiente. Intenté ser comprensivo, investigar para tener puntos de vista, experimentar y comprender el cómo y el porqué de la situación, pero por mucho que traté, no pude. Tengo mis límites. ¡Y estoy seguro de que no estoy solo en esto! ¿De qué se trata toda esta pataleta?, todo es gracias al BlackBerry, ese aparato digital casi-mágico que tiene invadidas las vidas de centenares de personas; las emboba, literal; y es expresamente a los usuarios de este implemento que me dirijo, con todo respeto, esta vez.

Empiezo por admitir que cuando supe de la existencia de estas cosas quise una, de inmediato accedí a Internet para buscar fotos e información de la novedad tecnológica que tenía ante mis pupilas. Era impresionante, en ese tiempo, poder tener las posibilidades de un Smartphone pero con mejor acceso a Internet vía wireless, tener una cámara integrada con relativa buena resolución, memoria expandible…básicamente un todo-en-uno, aparte de tener una presentación muy llamativa, de lujo, casi. Como era de esperarse, no estaba en condiciones de adquirir una nueva (por vías legales) y todavía era tan reciente que, con seguridad, no habría de segunda.

Pasó un año, o doce meses, ya no sé, pero la voz corría de boca en boca, todos querían tener el dichoso aparato. En ese momento empecé a dejar de querer tenerlo, siempre que algo se vuelve masivo me hace sospechar cosas muy malas, y efectivamente, con el paso del tiempo, me di la razón, esta vez estaba en lo cierto. Los primeros que vi funcionando con los operadores nacionales, los vi en la universidad, en manos de gente con buenos carros y ropa cara, respondiendo llamadas y mandando mensajes, muy normal. Luego, en los centros comerciales, la gente sentada en las bancas comunicándose con los suyos, muy normal. Pero un tiempo después, todos tenían su BlackBerry y se comunicaban con todos a toda hora y en todo lugar y de todas las maneras imaginables. ¿Y qué tiene de malo comunicarse?, nada, pero cada cosa tiene su momento. Y ese es el problema con ellos, que pareciera que siempre es el momento, ¡es como si lo tuvieran pegado de la mano!

Un teléfono con estas características es una herramienta formidable y realmente útil para quien la necesite: empresarios que tengan que estar revisando sus pendientes todo el día, accionistas que tengan la obligación de estar al tanto de los valores del mercado en todo momento, managers de personalidades públicas que necesiten estar en contacto con el exterior constantemente, yo qué sé, gente que en realidad saque provecho del uso del BlackBerry y no lo limite a chat, mensajería instantánea y fotografía aficionada. Ahora, para el resto de personas también puede ser de utilidad, pero con el mal uso que se le da, está pasando a futilidad. La gran mayoría de los usuarios que conozco no lo saben usar, teniendo en cuenta que con ‘saber usar’ me refiero a captar su finalidad y no a manipular botoncitos y aplicaciones.

Ahora, ¿por qué el auge?, después de ver lo que pasaba y de fijarme en el perfil de los usuarios del BlackBerry, saqué una conclusión que puedo resumir en cuatro letras: snob. Puro y físico snobismo. Lo que encuentro paradójico ahora es que siguen comprando el aparato que todo el mundo tiene. Lo más lógico sería comprarlo por su uso práctico, pero generalmente lo compran por “status”, por encajar en un determinado círculo social y no quedar rezagados por el resto de congéneres (porque, básicamente, la humanidad completa tiene BlackBerry, o eso parece). ¿Quieren status?, cómprense una Hummer, ¿quieren status en su teléfono? Cómprense un iPhone de última generación, ese sí es un teléfono de lujo, y, hablando de él, me parece extraño que siendo tan similar al que me compete analizar hoy, sea tan diferente la manera en que los usuarios lo acogen, teniendo muchas funciones en común, los usuarios del iPhone no se mantienen amarrados a su pantalla.

¡Estoy oficialmente cansado de los BlackBerry y de los que lo utilizan mal! Desde hoy, y queda escrito, cada que me falten al respeto y minimicen mi presencia por culpa de estos aparaticos, con toda la pena en el alma, pero me voy a poner radical y violento: lo mínimo que puede pasar es que termine sin teléfono y con algunas heridas superficiales en rostro y tórax. Con toda la pena en el alma. Y ahí les dejo la propuesta, organicémonos, hagamos una jornada para salir a secuestrar BlackBerry, al menos a dañarlos un poco, todo en nombre de la privacidad. Es sólo una propuesta, me avisan.

Con cariño, El Sujeto que cavila.

Posdata: un saludo muy especial a quien leyó esto desde un BlackBerry.

2 comentarios:

Juanelo Giraldo V dijo...

Andres diste en el punto soy uno de los que piensa como vos, y detesta ese aparato es realmente tedioso cuando uno sale con amigos y alguno de ellos se vuelve un zombie por estar pendiente de ese aparato, si quieren pasar el tiempo pegados del chat, quedense en la casa, apoyo la propuesta del secuestro cuando empezamos

Anónimo dijo...

Excelente!

El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.