Los que no pueden hablar, ladran

Tranquilo amigo humano, yo puedo solito.
Perro que ladra no muerde; pero si ladra, entonces, ¿para qué necesita hablar? Ladrar y morder es innato en los perros, eso es lo que ellos hacen, aparte de otras cochinadas generales de los seres vivos. Últimamente me han atacado mensajes masivos, ―bastante molestos, debo decir― por parte de unos que se creen (o al menos se hacen pasar por) voceros oficiales de los animales. Somos la voz de los que no tienen voz, promulgan y vociferan por todos los medios, principalmente por los digitales, intentando hacerse notar. Créanme que lo lograron, ¡y de qué manera! Claro que todo es por una causa muy bonita, hay que aceptarlo, es una tarea que no muchos se encargan de realizar y hay que darle mérito al que la haga, pero, ¿no sería mejor si hicieran algo útil?

En primer lugar no entiendo por qué se toman la vocería sin que alguien se los haya pedido, estoy seguro de que si un perro se enterara de las sandeces que dicen en su nombre, les ladraría sin dudarlo dos veces ―teniendo en cuenta que los perros no pueden dudar por la misma razón que no pueden hablar―. Los animales acuentan con sus propios mecanismos de defensa, la naturaleza los dotó con picos, colmillos, veneno u otras herramientas para salir de problemas ante otros depredadores, la mala noticia (para ellos ―y para sus voceros―) es que a veces esos mecanismos propios no son suficientes, sobre todo cuando se vive en un entorno plagado de depredadores: me refiero a que desde los primeros homo sapiens, el hombre ha utilizado a los animales a su gusto, sea bueno o malo el trato, pero siempre es  para comida o para compañía (contando la zoofilia), y eso sólo se ha podido lograr mediante la violencia (en las primeras comunidades no tenían muy claro eso de los derechos de los animales y trataban a los búfalos como podían). ¿Cómo pudieron domesticar todos los animales que ahora nos acompañan sin necesidad de someterlos?, necesariamente debieron ser arrancados de su hábitat y puestos en el nuestro; de ninguna manera eso fue decisión de ellos, nosotros los humanos los obligamos a acompañarnos. Tenemos un pulgar oponible y un cerebro desarrollado, dos detalles más que suficientes para someter a las otras especies, y lo sabemos de sobra. Ahora, no estoy justificando la violencia contra los animales, no digo que seamos una raza superior, simplemente digo que es la manera en que siempre ha sido y siempre va a ser.

Tampoco me queda claro qué es lo que pretenden lograr con su grito en el cielo en una sociedad como la nuestra. Ubico a quien no lo esté: la mayoría de la población en Colombia vive en situación de pobreza, el desempleo abunda en todos los departamentos y para todas las ocupaciones, la violencia es pan de cada día, la corrupción viene desde el Gobierno y se la contagia al pueblo...en conclusión, vivimos en el Tercer Mundo, no contamos con la suficiente evolución social para proponer cambios abruptos en la forma de ver la fauna, la gastronomía y hasta la cultura (por ejemplo la tauromaquia, hay gente que la considera arte y eso se debe respetar). Nuestra ubicación geográfica también sale a relucir pues estamos ubicados en tierras propicias para la cría de animales y es por eso que comemos carne, huevos y tomamos leche, de lo contrario hubiéramos aprendido a sobrevivir con hielo, con heno o con bananos y cocos, dado el caso; a lo que voy es a que no se le puede pedir a un carnívoro que deje de comer carne...¡y como el canivalismo es un crimen, al menos en esta parte del mundo!

Aterrorizados deben estar los voceros oficiales de los animales mientras leen mis barbaridades sin sentido, y tienen toda su razón, yo hablo desde una posición que ellos no han llegado a imaginar siquiera, y es la neutral: no me importa lo que pase con los animales, eso sí, no los maltrato (mientras pueda). Yo, reitero, reconozco que es un trabajo bonito el que hacen, es una forma increíble de gastar el tiempo, lo que no me parece es que lo hagan tan parcializados, sólo se preocupan por perros, gatos, osos, lechuzas o ballenas. Me pregunto qué pensarán de las masacres de hormigas, de termitas, de langostas (no las que venden caras en los restaurantes de mar), de cucarachas o de lombrices californianas que hay diariamente en el mundo... Ahora, supongo que para ellos, el tamaño del animal es proporcional a su importancia, pero tampoco sería lógico pues acá no he visto que abunden criaderos de elefantes. En fin, son sus inconsistencias, ellos verán cómo las solucionan.

Pero no todo está perdido, amigos voceros, aunque ustedes estén pedaleando con la cadena zafada, hay otras maneras de ayudar a sus amigos animales, y como no todo puede ser crítica y crítica vengo a darles unas guías, ojalá las tomaran en serio porque son las únicas que me han parecido coherentes: si se trata de ayudar a especies en peligro de extinción pueden aislarse a trabajar en un laboratorio ayudando a la reproducción artificial o trabajo de campo recolectando material genético de hembra y macho (allá sí van a ser útiles); si se trata de mantener una especie que no está en peligro, pueden pensar en especies que no estén de moda: morsas, ornitorrincos, tapires, pelícanos o chupacabras; y si se trata de lograr que ningún animal sea maltratado en el mundo, lo más recomendable es alejarlos de los humanos tanto como sea posible, de lo contrario, será una lucha perdida. ¡Pero olvidaba que para alejar a los animales de los humanos hacen falta humanos u otro Big Bang! La lucha, al parecer, siempre va a estar perdida, ¡ánimo!

Lo último que he sabido de mis amigos voceros es que se la pasan mendigando firmas de un lado para otro, como cualquier uribista, para intentar legalizar su postura ideologizada. ¡Mucha suerte con su referendo!, por mi parte, confieso que debo pasar esta vez de firmar, me gusta pensar a futuro y si mi descendencia quiere algún día asistir a toros, no voy a ser yo el que se los impida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buena esa, gente que se horroriza de una muerte de una lechuza, pero que le importa un bledo una masacre humana, como puedes pretender proteger a otras especies si no saben lo que es sentir compasión por la misma...

El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.