Útiles consejos para individuos fenotípicamente mal influenciados

No nos digamos mentiras. Acá, en Colombia, en Medellín, hablo por los de mi género, los feos somos más. La combinación de razas nos hizo una sociedad de mujeres bonitas y de hombres feos. Por desgracia para nosotros los hombres feos, la belleza es una cualidad admirada y, a veces, requerida en ciertos círculos sociales, en ciertas entidades o en el simple acto de buscar una pareja. Pero no hay de qué preocuparse sabiendo que existen muchas formas de suplir esa carencia de esteticidad. No me refiero a las cirugías plásticas ni al maquillaje, hay peripecias varias que permiten que la belleza, esa que es tan admirada, pase a segundo plano.
El siguiente texto es el resultado de una investigación profunda de cuenta de profesionales de varias universidades del país. Me explico: yo los investigué a ellos, me inmiscuí en la vida de algunos feos ―feos, con eme de mucho― que no sólo tenían activa la vida sexual sino que era variada, y en algunos casos, inesperada. Por varios meses tuve la oportunidad de compartir conversaciones y material gráfico ―evidencia, en este caso―, investigando con mis fuentes, confrontando con las suyas, para, con esfuerzo, llegar a los meollos. Cada feo tenía su estrategia a la hora de hacer el ritual de apareamiento, los anoté fielmente, luego elegí los más efectivos para, con algunos que conocía de otras fuentes, redactar una serie de útiles consejos para individuos fenotípicamente mal influenciados.

Nota del autor: aunque la mayoría de individuos investigados sean de sexo masculino, los consejos, bien adaptados, funcionan igual de bien en los individuos de sexo femenino o inconcluso.

Primer consejo: tenga plata. Está científicamente comprobado (otra investigación que realicé) que tener muchos billetes disponibles es más efectivo que tener unas facciones perfectas, unos abdominales de lavadero y unos bíceps enormes. La fuente del dinero no tiene que ser específica, con el solo título de ‘comerciante’ usted se ahorra mil explicaciones. El éxito está garantizado y, aparte de curar su mal, le va a otorgar beneficios extras como el respeto y la amistad; pero debe tener en cuenta que no solo va a atraer mujeres con este amuleto, también a bancos, fundaciones, ONG, políticos y demás ladrones.

Segundo consejo: consiga un cuerpo perfecto. A veces la cara bonita no es tan necesaria, basta con tener una altura decente y un cuerpo universalmente aceptado como perfecto para salir en alguna revista modelando ropa interior, dándole la espalda al lente. También es mejor tener un buen cuerpo que no tenerlo, las posibilidades de una vida sexual activa se incrementan casi un 200%, según los datos analizados. Hay que tener en cuenta dos cosas con este consejo: 1) requiere de mucho esfuerzo, mucho dolor, mucha plata y mucho tiempo. 2) si quiere disfrutar a sus anchas de los beneficios, debe comenzar a trabajar su cuerpo desde antes de la adultez; si comienza después de los cuarenta solo va a lograr convertirse en un muerto saludable.

Tercer consejo: sea un genio. No importa en qué, sea un genio. Cuando uno nace con una habilidad extrema para algo, la belleza es solo un agregado, pasa a tercer o a cuarto plano. Averigüe en su árbol genealógico sobre genios y empiece a buscar su don, si no lo tiene. Si cuenta con él, agradézcale a sus genes y empiece a madurarlo. Si está madurado, explótelo. Este consejo nace no solo de la experiencia de los expertos consultados sino de la vida de muchos genios investigados por fuera del proyecto. Aplica en todos los entornos y para casi todos los casos, tanto para genios de las finanzas internacionales como para juglares vallenatos.

Cuarto consejo: sea importante. Si no tiene un don especial, tampoco se preocupe, esfuércese por lograr ser imprescindible en lo que haga, ojalá algo que pocos sepan hacer como usted lo hace. Sea creativo, investigue, plagie, invente, varíe el método. No es necesario escalar rangos sociales para lograr ser importante, en cualquier ocupación siempre habrá cosas por explorar. También, se vale parecer importante. Fingir ser imprescindible a veces funciona, dependiendo de la credibilidad que le imprima al papel y de la clase de interlocutor al que se enfrente; aunque usted sea de día el mensajero de una empresa, de noche puede convertirse en el gerente ejecutivo de comunicaciones y relaciones exteriores.

Quinto consejo: maneje el lenguaje. Es verdad eso de que el pez muere por la boca, pero también por la boca se alimenta. Nuestro idioma es una herramienta espléndida a la hora de conseguir lo que queremos sin necesidad de usar un escote pronunciado o una sonrisa blanqueada. La clave de este consejo radica, según lo interpretado en los resultados de la investigación, en saber identificar al interlocutor. En cada caso, cada receptor quiere escuchar  algo específico y con este método, con la suficiente práctica, usted podrá pillar lo que debe decir en el momento preciso para obtener algún objetivo.

Sexto consejo: sea raro. No importa la naturaleza de su rareza, puede ser una malformación genética, una marca de algún momento loco de su vida o una simple patología neurológica, si usted cuenta con la habilidad de comunicarse con las demás personas, cuando vean que, con su rareza, es capaz de adaptarse a su entorno, va a tener éxito. Tener tatuada la cara, ser hermafrodita o ser fanático del manga a veces puede ser causa de exclusiones, pero, en el entorno adecuado, llega a ser bastante provechoso.

Séptimo consejo: vuélvase músico. De preferencia toque en una orquesta clásica, elija un instrumento pequeño y, si es prodigio, aprovéchelo. Si no cuenta con la cara para ser solista, intente camuflarse con el resto de músicos feos que lo acompañan. Si canta, recuerde que siendo fenotípicamente mal influenciado hay una posibilidad grande de no entrar en el mercado de algunos géneros, entonces enfóquese en corrientes musicales que tengan el concepto de belleza alterado, tipo, punk, metal o glam.

Octavo consejo: sea diferente. Bajo los estándares actuales, ser diferente no es difícil. Con llevar el pelo de algún color llamativo, con vestir una prenda no habitual o con dejar de cortarse la barba uno entra al círculo de los diferentes. Busque una prenda que le guste, que pocos tengan y no se la pongan ―chaquetas del abuelo, zapatos de bolos, un gorro militar, una correa de mariachi, un caminador de anciano, en fin― y salga a lucirla. También pensar diferente, o al menos pretenderlo, es un método válido para distraer el foco de los demás. El ejemplo más claro es decir que la belleza es absurda y que no importa: la excusa más recomendable para ser la excepción, a conveniencia, de la norma.

Noveno consejo: consiga un perro. De referencia uno pequeño y que inspire ternura. Nota del autor: un french poodle o caniche no inspira ternura. No se preocupe por averiguar con sus amigas féminas si funciona, ¡funciona!, simplemente funciona. Asegúrese de darle un nombre internacional y desconocido, nada de Pupú, Lucas o Bruno. Los perros pequeños atraen gente, niños, ancianos, parejas y hembras solitarias, allá usted, según su objetivo. Tenga en cuenta que razas como Pitbull, sobre todo cuando están grandes, lejos de atraer, alejan.

Décimo consejo: sea divertido. Cuando usted tiene la habilidad de sacar sonrisas en la gente, poco o nada va a importar lo fenotípicamente mal influenciado que sea, y mientras más divertido se vaya convirtiendo, menos importancia va adquiriendo la fealdad. Funciona muy bien hacer chistes de los propios defectos, proporciona una inmunidad casi total para con los comentarios que se les pueda ocurrir a los otros. Si usted, definitivamente no es gracioso, tenga a la mano una lista de chistes buenos ―verifique el índice de humor antes de incluir alguno― para, cuando se dé la posibilidad, sacar algunas risillas y pasar limpio. Mejor que la lista funciona aprenderse los textos, de preferencia cortos y con algún grado de sarcasmo incluido.

Son los principales, pero no los únicos ni los últimos, hay muchas opciones para pasar por el lado de la belleza sin que nos duela. Son principales porque en la mayoría de los participantes se dieron sin problemas y con excelentes resultados ―tan exitosos que algunos respiran y tienen registro de nacimiento―, pero la lista de los consejos faltantes son muchos. Como director y único investigador del proyecto, me atrevería a dar un último consejo que aunque no se incluyó en la lista anterior, considero vital y de gran ayuda para nosotros: no importa qué tan mal influenciados estemos fenotípicamente, siempre habrá alguien más feo.

No hay comentarios:

El Sujeto

Mi foto
Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.