Al fútbol, lo que es del fútbol


Hoy voy a hacer pública una postura que no me había atrevido a mencionarle a mucha gente por miedo. Por el mismo miedo, voy a medir mis palabras y a no pasarme de la raya con lo que escriba pues temo por mi integridad. Hablar de un tema que levanta pasiones tan enormes en un pueblo violento lleno de ignorancia es un riesgo pero me veo en la necesidad de mencionar algunas cosillas que, parece, nadie ha querido tomar en serio. Todo es acerca del fútbol, el deporte rey en este pedazo del globo, específicamente el fútbol jugado en el país, el fútbol colombiano, ese que no he podido aprender a soportar. Y no tiene nada qué ver el hecho de ser apátrida, es simple y básico respeto al arte de manejar la bola con los pies. Sin ser un aficionado a la liga nacional, me he percatado de alguna que otra carencia que tiene el fútbol colombiano y, a continuación, las voy a mencionar.

Al fútbol colombiano le falta personalidad: cada país tiene su especialidad futbolística, a nivel de liga y a nivel de selección nacional cada región se caracteriza por alguna propiedad táctica o técnica que le da nombre y le permite diferenciarse del estilo de los otros: el fútbol italiano es rápido y rudo, el fútbol inglés es vistoso y aéreo, el fútbol brasileño es adornado y rastrero, el fútbol paraguayo y uruguayo es de fuerza y de jugadas de laboratorio, el fútbol colombiano es la combinación de los estilos anteriores pero con pésima praxis.

Al fútbol colombiano le falta estrategia: a medida que pasan los años y se van acumulando las decepciones por los resultados de la liga nacional y los partidos del equipo nacional, me queda más claro que los colombianos siempre hacen uso de la misma maniobra: apelan al error del otro. Eso explica los empates y las derrotas de la Selección Colombia y los resultados abultados de la liga colombiana ―una liga llena de errores con director técnico y nombre propio―, eso explica, también, el hecho de que los jugadores que triunfan en el exterior no puedan hacer nada diferente a fracasar cuando visten la camiseta tricolor.

Al fútbol colombiano le faltan técnicos: y lo único que tiene son ex futbolistas jubilados o directores técnicos de cafetería. Para ser estratega, en cualquier campo, hay que aprender a ver las diferentes posibilidades que se presentan, hay que tener la habilidad de adelantarse al oponente y aprender a leer su juego, no simplemente soltar a once negritos ―no es un comentario racista, es lo que se ve en el fútbol colombiano― y reemplazar a los primeros tres que se cansen o se atrofien más. La solución es contratar a algún extranjero ―el extranjero, sea de donde sea, generalmente sabe más― que sepa del asunto y el panorama empieza a cambiar.

Al fútbol colombiano le hacen falta futbolistas: de once jugadores de fútbol, puede que uno sea futbolista. Cualquier pendejo puede darle golpes a una pelota, cualquier pendejo puede correr sin frenos, cualquier pendejo puede agarrar un balón a cabezazos, cualquier pendejo puede quitarle la pelota a otro, pero solo un futbolista es capaz de hacer todo eso con inteligencia, con técnica y con intención de aportarle al juego. Son pocos los equipos de la liga colombiana que pueden darse el lujo de tener dos o más futbolistas y más pocos aún los que pueden decir que tienen dos o más futbolistas de nacionalidad colombiana.

Al fútbol colombiano le hacen falta espectadores: pero le sobran fanáticos. No se puede negar que un equipo de fútbol se beneficia mucho de los hinchas, en gran parte son el apoyo anímico y económico de la institución. Lo que tampoco se puede negar es que entre esos hinchas hay unos que rebasan el límite de afición y se topan con el del fanatismo, esa plaga que ha causado tantas desgracias en Colombia, los individuos que hacen las peores cosas en nombre de su equipo ―de lo que suponen su equipo―.

Al fútbol colombiano le hace falta fútbol: del buen fútbol solo nos queda una Época de oro ―patrocinada por el narcotráfico y protagonizada por extranjeros―, una clasificación a octavos de final y una Copa América. Pare de contar. No tenemos gran cosa para narrarle a los nietos, nos queda el consuelo de tener vivo al Pibe Valderrama, de que René Higuita se haya operado la cara o de que Falcao García sea goleador en alguna liga europea.

Le faltan muchas otras cosas, pero esas son las principales. La lista es larga y compleja, son muchas las deficiencias que tiene el fútbol colombiano, tantas que no sería capaz de contar con los veinte dedos que tengo. Si la Federación Colombiana de Fútbol empezara a trabajar para corregir estos pocos puntos, el asunto puede ir mejorando, de lo contrario, de seguir haciéndolo de la misma manera que llevamos haciéndolo todos estos años, creo que lo mejor es adquirir un paquete de canales deportivos en el proveedor de servicios televisivos favorito y disfrutar del buen fútbol que solo podemos apreciar en una pantalla.

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El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.