Maquillaje de mentiritas


Usted, dama, ¿está cansada de escuchar solamente mentiras de boca de los hombres?, ¿alguna vez ha tenido la curiosidad de saber por qué los hombres solemos ser tan mentirosos?, pues bien, yo le voy a dar la respuesta a continuación: los hombres somos mentirosos porque no nos podemos maquillar. Es una sociedad llena de antivalores, de machismo y de prejuicios ―entre otras cositas―, por eso nos toca apelar, como último recurso, a la falacia. Y es que cuando se trata de preservar especie cualquier argumento es válido, a eso se refieren cuando dicen que en la guerra y en el amor todo se vale, el flirteo es una guerra entre libidos, a veces, a veces es entre libido e indecisión, otras veces no se sabe con certeza quiénes son los protagonistas, pero siempre es una guerra para hacer el amor.

Tanto machos como hembras del género humano tenemos estrategias recomendadas o impuestas por la cultura que nos sirven para preservar la especie. Las féminas, por ejemplo, suelen tener tips para cada ocasión; que poner los labios de esta manera, que girar el rostro de tal forma y lanzar una miradita de tal forma, que mostrar un poquito de escote, que subir un poquito la falda, que hacer tal o cual movimiento con el pelo, etcétera y etcétera y etcétera, y claro, el maquillaje, la pintura, el revoque, el resane, el estuco...habiendo tantas opciones para asegurar descendencia, la mayoría de mujeres ―y eso que no tiendo a generalizar― en esta tierrita se maquilla hasta para salir en chanclas a comprar la leche.

Por eso somos tan mentirosos, porque tenemos que maquillar también los huequitos de algún trauma o las ojeras que nos salen de no tener con qué ir cada ocho días a bailar a la zona rosa. También usamos las mentiritas para realzar alguna virtud que no se nota a simple vista, para iluminar algún rinconcillo oscuro que vale la pena realzarse, para darle vida a alguna fantasía sexual más o menos inalcanzable por vías moralmente correctas o simplemente para tapar una de esas manchas que deja la infidelidad. Así tenemos que mientras la mujer esconde un morado con base, el hombre crea un universo diegético que gira alrededor de la aparición absolutamente circunstancial de la sospechosa imperfección cutánea. Finalmente, tanto las mentiras como el maquillaje han dado resultado, el planeta está sobre poblado y en vía de más nacimientos.

En mi caso, cuando tengo contacto con alguna mujer maquillada en exceso ya sé cómo debe ser el juego, ella puso las reglas de antemano y de esa manera procedo desde el comienzo de la guerra. Mi recomendación para usted, dama, que está cansada de caer en las redes de los hombres mentirosos, es que aprenda a usar el maquillaje; tape los golpes, las cicatrices en el rostro, de pronto el acné…el resto sobra, créame, sobra. Deje el maquillaje para el último día de octubre, para las obras de teatro, para la televisión, para los mimos o para las estatuas vivientes que piden monedas en el centro. Si quiere tener una relación honesta, no la maquille, y si es fea, no se preocupe: la belleza se acaba pero la fealdad no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y pa' las mujeres que no se maquillan y caen en el juego qué?

El Sujeto dijo...

Buscar un mejor postor, será...o maquillarse.

El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.