Entrevista con El Sujeto. Parte IV.

Terminó su perorata sobre el continente asiático en general, dijo algunas palabras en mandarín, habló de filósofos orientales y cuando estaba más energizado hablando, lo detuve para poder hacerle las últimas preguntas de la entrevista, con la promesa de llevarlo a comer arroz chino después de finalizada. Así, concentrados ―en la comida china― empezamos nuestra última sesión de preguntas.

PARTE IV: Dudas de la dudosa obra.

Andrés Flórez (AF): ¿Por qué escribe El Sujeto?
El Sujeto (ES): Porque es fácil, rápido, barato y se puede hacer sentado, mientras fumo.

AF: Generalmente, ¿qué lo motiva a escribir?
ES: No necesito motivaciones para escribir, tampoco musas: yo escribo cuando se me ocurre escribir. Lo único que necesito es que la historia me sorprenda y empiezo a hilarla hasta que me guste.

AF: ¿Qué condiciones necesita para sentarse a escribir?, ¿qué ambiente le parece propicio?
ES: Alguna sustancia que me haga funcionar la máquina, tal vez un café, un cigarrillo y silencio. He intentado escribir con algún ruido de fondo y no me ha salido nada que me agrade. La mejor parte para escribir creo que es mi habitación, tengo todo lo que necesito a la mano, a veces en el estudio.

AF: ¿Prefiere escribir sobre papel o directamente en el ordenador?
ES: Utilizo las dos formas, cada una tiene su uso. A lápiz y papel anoto las ideas principales, las organizo, tacho, re tacho, escribo y reescribo hasta que tenga forma; me siento frente al ordenador y me explayo en la transcripción todo lo que puedo, reutilizo las ideas ya garabateadas, las modifico o las reinvento.

AF: ¿En qué género se siente más cómodo?
ES: Siempre estoy pensando en cuentos, se me facilita imaginar personajes y situaciones para cuentos, pero a veces se me pasa por la cabeza algún tipo de ensayo, o de monólogo, o de crónica, o de poema, o de rima, o de reportaje…definitivamente me siento más cómodo contando cuentos.

AF: ¿Qué autores considera que han influido en su obra?
ES: Todo lo que leo se me pega, pero hay unos que me han quedado más pegados, por ejemplo Charles Bukowski, Fernando Vallejo, Gonzalo Arango y toda su gallada nadaista, algo de Daniel Samper Ospina y Héctor Abad Faciolince…―se quedó pensando― es que hasta el mismo Gabo.

AF: ¿Cómo utiliza el humor en lo que escribe?
ES: Negro, cargado y sin azúcar. Yo creo que lo que más me gusta de escribir es cuando me logro hacer reír; a veces releo algo que escribí algunos meses atrás, algo que no recuerdo completamente, veo algún comentario que me suelte alguna risa y la satisfacción es bien grande. El humor es una herramienta muy efectiva a la hora de decir lo que uno piensa porque crea recordación, agrada la forma del mensaje, por más crudo que pueda ser.

AF: ¿Y la ironía?, ¿qué tanta aparición tiene en su trabajo?
ES: ¿Ironía, yo?...se me sale así nomás…―se excusó―No es trabajo porque no me pagan, pero yo creo que con el humor negro y la exageración, es otro elemento del que me sirvo para que mis mensajes lleguen. Recuerde: humor negro, ironía y exageración ―las enumeró con la mano―.

AF: Leyendo varias de sus cosas se me ocurren unas dudas que no sé si son humor negro, ironía o exageración, por ejemplo, ¿usted dice que es argentino pero nacido en Colombia?, ¿obtuvo la ciudadanía después de nacer?
ES: No, ché. Mirá ―me soltó con su mejor acento porteño―, los argentinos somos tan increíbles que nacemos donde queramos…para que no te confundás: soy un argentino que le quise dar a Medellín la fortuna de nacer aquí.

AF: ¿De verdad cree que en Colombia somos tan ignorantes, tan estafadores, tan mentirosos, tan desordenados, tan perezosos, tan… ―me interrumpió, indignado―?
ES: ¡No!, yo no creo todo eso… ―me miró a los ojos― estoy seguro.

AF: ¿Y por qué no se va a vivir a Argentina?
ES: Básicamente, por el clima, ya sabe, no me gustan las estaciones…

AF: ¿Qué temas son recurrentes en sus historias?
ES: Yo intento no limitarme con temas, más bien me fijo en situaciones. Pongo a alguien en peligro o lo separo del resto y eso me da opciones para seguir construyendo la trama. En general, resumiendo en temáticas, creo que drogadicción, felicidad, ambición, azar…no, es que no puedo hablar de temáticas.

AF: ¿Cuál es el proceso para escribir algo?
ES: Primero me llega alguna imagen mental, de esa foto saco un personaje, una historia, un contexto y de ahí me paro a rayar libreta. Cuando ya me puedo contar el cuento de principio a fin, cuando me sé la historia completa y me la creo, me vuelvo a sentar, ahora en el computador y empieza la travesía. En ese momento, aunque sé qué va a pasar y sé cómo lo voy a contar, me entran nervios porque todavía siguen por resolver un montón de incógnitas antes de contarlo todo. Pasan horas o días y la historia está completa, la comparto con algunos de confianza que siempre me dan opiniones y la publico si me siento complacido. Si no, se archiva o se borra.

AF: ¿Cuánto tiempo se demora escribiendo un cuento o una crónica?
ES: Depende…―se notaba confundido―
AF: …¿De qué?
ES: Del tiempo que me demore escribiéndola ―sentenció―. A veces me sale una historia en varias horas, a veces logro completar ideas en varios meses…es muy relativo, ¿me hago entender?

AF: A veces… pero cuénteme, cuando describió la muerte de un torero, ¿trató de insinuar alguna postura personal hacia la tauromaquia?
ES: Sí, quise decir que los humanos a veces matan toros pero a veces matan humanos que matan toros…también, que unas orejas se pueden ver bonitas en una urna de vidrio.

AF: ¿En verdad odia tanto a los niños?
ES: No es odio, es más bien asco. Con ellos tengo dos teorías, casi comprobadas científicamente: la primera es que los niños son aliens, tal cual, babosos, repugnantes, bullosos…pero evolucionan. La otra es que nacen ebrios, fíjese que son pequeños borrachitos caminando por ahí como pueden, babeándose todo el tiempo, hablando incoherencias, metiéndose objetos a la boca, vomitando en la ropa, tropesándose en cada paso y a medida que tiene contacto con la sociedad se va regenerando…algunos no pueden salir nunca de esa niñez ebria.
AF: ¿Y es que usted nunca fue niño?
ES: Sí, de ahí viene mi actitud…

AF: ¿Tiene algún escrito preferido?
ES: Sí, un poema de gonzaloarango que dice…―lo interrumpí para ser más preciso―
AF: Suyo, que haya escrito usted, digamos, un ‘hijo bobo’…
ES: Ahhhh, bueno… déjeme lo pienso ―se tomó algunos segundos―, sí, ya que me pregunta sí tengo un preferido, es la historia de alguien que se suicida en un año nuevo todo borracho…hermosa… ―una lágrima brotó de sus gafas―

AF: ¿Y algún personaje preferido?
ES: Sí, por ahora es una monjita, la hermana Sor Nera…así me quiero encontrar yo a alguien ―sonrió con plenitud―.

AF: ¿Sus personajes son inventados o son copia de existentes?, ¿imaginarios o de carne y hueso?
ES: Hay de todo, hay personajes que me inspiraron a crearles alguna historia o hay historias que me inspiran a crear personajes, también hay personajes que existen pero dotados con otras cualidades que se ajusten a la historia y a lo que pretendo contar.

AF: ¿Piensa vivir de lo que escribe?
ES: No, pienso morirme escribiendo.

En ese momento se levantó y fue hasta el balcón a fumarse un porro que había estado armando mientras me contestaba las preguntas. Desde allá me llamó y, diligente, acudí. Mientras llegaba el arroz chino tuvimos la oportunidad de cruzar algunas ideas, fue agradable conversar con el tipo sin tener la grabadora prendida, era más suelto y me hablaba con más confianza. De todas formas no hablaba sino mierda. Y así, con la boca seca y los ojos rojos, termina esta serie de publicaciones donde, definitivamente, no quedó del todo claro quién es El Sujeto que cavila.

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El Sujeto

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Hace más de veinte años nací, vengo creciendo, lucho por reproducirme y todavía no he sabido que me haya muerto.